domingo, 18 de octubre de 2009

LA PASION DE ESCRIBIR

Escribo por muchas razones, pero la principal y más importante es porque me apasiona. Soy feliz creando historias y personajes. ¿Publicar?... me gustaría. ¿Es difícil? Sí, lo es.
Hay muchas cosas en juego. La novela tiene que venderse, ese es el lema de conseguir que una editorial se atreva a lanzar a un novel. No importa si escribes muy bien, bien o regular, lo importante es el mercado.
Puedes tener la suerte de que la novela guste y tenga posibilidades, pero puedes tener la mala suerte de que eso no ocurra nunca.
Pero si escribes ya eres escritora, y eso nadie te lo puede quitar. Cuando pones todo el alma en algo, lo vives, y lo disfrutas tanto, nadie ni nada puede echarte atrás. Como dice la canción de Rosana: “Sólo pueden contigo si te acabas rindiendo”
(Canción: Llegaremos a tiempo).
Helena

lunes, 5 de octubre de 2009

LIBROS, PENTAGRAMAS, CUADERNOS

No hay placer más grande para un músico que acariciar las teclas de un piano, las cuerdas de una guitarra, las cuerdas de un violín…
No hay placer más grande para un compositor que jugar con las notas musicales y escribir en un pentagrama.
No hay placer más grande para un escritor que jugar con las palabras y crear historias.
No hay placer más grande para un lector que disfrutar de esas historias.

Helena

ADAGIO EN SOL MENOR DE ALBINONI

He elegido esta música para mi blog porque la primera vez que llegó a mis oídos
consiguió que mis ojos se llenaran de lágrimas y se me erizara el vello de la emoción.
En homenaje a este gran músico un día escribí un texto en el taller de escritura que tuve el placer de realizar hace poco más de un año. Mi otra gran pasión: Escribir.

“Nunca había estado en un gran salón de baile como aquel. Ya llevaba tocando largo tiempo sin
conseguir que la pluma que colgaba de su sombrero dejara de hacerle cosquillas en la nariz. También sentía mucho calor bajo el disfraz tan ridículo que le habían asignado, no muy adecuado para tocar el violín.
Se sintió aliviada cuando sus compañeros dejaron sus instrumentos y cesó la música.
Ella miró hacia arriba, al inmenso techo decorado con escenas del paraíso y transportada por las preciosas imágenes que veían sus ojos, empezó a tocar en solitario.
Observó como las notas que fluían de su viejo violín tomaban vida propia y se entrelazaban con los risueños ángeles que contemplaban la escena desde lo más alto.
La pluma dejó de molestarte y el calor desapareció.
El tiempo parecía haberse detenido. La melodía del Adagio en Sol menor del gran Maestro Albinoni penetraba en las almas de los allí presentes que escondidos bajo falsas máscaras dejaron de bailar.
Las enormes lámparas que colgaban del techo e iluminaban la estancia ayudadas por los numerosos candelabros laterales parecían como hechizadas, y se columpiaban bajo la
suave música. Los viejos fantasmas representados en los tapices saltaron al suelo y empezaron a bailar entre la multitud
Cuando volvió a la realidad, todos los asistentes aplaudían entusiasmados.
Emocionada hizo una reverencia y con los ojos humedecidos, recordó las palabras de su anciano padre: “No podré darte riquezas, pero sí puedo darte la dicha de tocar el violín”
Helena (todos los derechos reservados)